El sacristán de una parroquia de Quebec es sorprendido en una casa robando, y mata al dueño, un reputado abogado de la ciudad. Al volver a la iglesia, se confiesa con el padre Logan (Montgomery Clift), en quien recae la sospecha al no poder presentar coartada, y se descubre que el culpable llevaba una sotana la noche del crimen. Además, se conoce que el sacerdote era chantajeado por el abogado asesinado, por motivo de un asunto amoroso de antes de ser ordenado.