La policía investiga la muerte de una serie de personas que parecen haberse suicidado tomando una píldora mortal. El detective e inspector Lestrade, acude a su «detective asesor no oficial», Sherlock Holmes, que deduce los diversos elementos que apuntan a un asesino en serie. Mientras tanto, Holmes conoce a John Watson, y deciden compartir un piso en Baker Street. Después de una serie de incidentes, la persona responsable de las muertes, un conductor de taxi, revela que sus víctimas se quitaron la vida por jugar un juego de ruleta rusa con dos pastillas: una fatalmente venenosa, y la otra inofensiva. Watson le dispara al taxista, que revela antes de su muerte que Moriarty era el cerebro de todo el plan.