Cuando Andrea Fanti pierde sus últimos 12 años de memoria debido a un traumatismo craneoencefálico, ya no es el médico brillante y autoritario en el que ha apostado su reputación, sino un simple paciente. Con una vida sin recuerdos, cae en un mundo desconocido donde sus seres queridos se han convertido repentinamente en extraños y el hospital es el único lugar donde realmente se siente como en casa.