El 2 de septiembre de 1998, el vuelo 111 de Swissair experimentó un incendio en el cableado de la cabina. Los pilotos decidieron regresar para aterrizar de emergencia, pero los sistemas del avión fallaron y se estrelló en el mar, cerca de Halifax, Canadá, matando a las 229 personas a bordo. La investigación reveló que una falla eléctrica, combinado con un revestimiento inflamable, causó el incendio, además de que la demora en controlar la situación permitió que el fuego desactivara todos los sistemas.