Las rutinas diarias de escritores famosos No hay condiciones ideales para escribir, cualquier lugar, cualquier clima, cualquier escenario es propicio para escribir y crear hermosas obras literarias. 1-Jack Kerouac, 1922/1969 a los 47 años... Sinceramente siento cuando mi mente se va, puedo estar en mi habitación, cerca de la cama, con una buena luz, entre la medianoche hasta el amanecer, un trago cuando me canso, prefiero estar en casa, pero si no es igual en un hotel. 2-Henry Miller, 1891/1980 a los 89 años... Escribió una rutina para la productividad, la inspiración y la salud mental: Por las mañanas... si estas atontado solo anotaciones como estímulo, si estas en forma escribe. Por las tardes... visita a museos, pasea en bicicleta, ve al cine, recorre bibliotecas. Por el ocaso o atardecer... conversar con amigos y leer en los cafés, escribe si estas de ánimo Por las noches... Toma tu trabajo seriamente, sin intrusiones, sin desvíos. 3-Ray Bradbury, 1920/2012 a los 92 años... Mis pasiones me conducen a escribir todos los días de mi vida, desde que tenía doce años. Algo nuevo está siempre explotando en mí y sin horarios. No importa los horarios, apasiónate por escribir y veras que el tiempo no importa.Fahrenheit 451, lo escribí mientras estudiaba en la Universidad de LAX (UCLA) en una máquina de escribir en el sótano, que debía insertar diez centavos cada treinta minutos de tiempo de escribir. 4-Joan Didion, escritora y periodista, nació en 1934... Sólo me levanto y empiezo a escribir. Realmente no me gusta salir ni tener a nadie a cenar, porque entonces pierdo la hora. Otra cosa que tengo que hacer, cuando estoy cerca del final del libro, duermo con el manuscrito bajo la almohada. 5-EB White, 1899/1985 a los 86 años Yo nunca escucho música cuando estoy trabajando, no tengo ese tipo de atención, pero soy capaz de trabajar bastante bien entre las distracciones normales. Mi casa tiene una gran sala de estar, es un lugar alegre brillante y la utilizo para escribir, a pesar del carnaval que está pasando a mí alrededor. 6-Ernest Hemingway, 1899/1961 a los 62 años Prefiero trabajar en un libro o una historia por la mañana, al amanecer, poco después de la primera luz. No hay nadie que te moleste y es fresco o frío y el trabajo te calienta a medida que escribes. Escribo sin parar, porque cuando dejo de escribir me siento vacío y al mismo abundante, como cuando se ha hecho el amor con alguien a quien amas. 7-Simone de Beauvoir, escritora y profesora francesa, 1908/1986 a los 78 años No me gusta comenzar el día escribiendo, primero tengo té y luego, a eso de las diez, me pongo a trabajar por tres horas, hasta la una. Entonces veo a mis amigos y después de eso, a las cinco de la tarde, regreso a trabajar y continuar hasta las nueve. 8-Haruki Murakami, escritor y traductor japonés, nacido en 1949 Cuando estoy “metido” en una novela, me levanto a las 4:00 am y trabajo durante cinco o seis horas, por la tarde camino 10 kilómetros o nado 1500m (o ambas cosas), luego leo un poco y escucho algo de música. A las 9:00 pm me acuesto a dormir. Sigo a esta rutina todos los días sin variación. 9-William Gibson escritor de ciencia-ficción nacido en 1948 Cuando estoy escribiendo un libro me levanto a las siete, verifico mi correo electrónico y recorro algunas cosas de Internet, como lo hacemos en estos días, mientras tomo una taza de café. Entonces trato de escribir, si nada sucede, me voy a las clases de Pilates. Regreso a las diez y me pongo en marcha, hasta la una. Almuerzo y duermo una siesta, que es esencial para mi proceso, la mente despierta animada. A medida que avanzo en el libro el trabajo es más exigente, de tres días semanales a cinco y luego a siete... de jornadas de tres horas a ocho y al final a quince horas diarias... Hacia el final de un libro, el estado de la composición se siente como un complejo, el estado alterado químicamente que desaparecerá si no continúo para darle lo que necesita, es como una convulsión que no puedo reprimir, donde l tiempo de inactividad que no sea simplemente dormir se vuelve problemático. Siempre me alegro cuando termino, porque es como una liberación, como salir a la superficie, luego de meses de encierro.