Dorian Gray (Hurd Hatfield) es un hombre guapo, rico y joven que vive en el Londres del siglo XIX. Aunque por lo general es inteligente, también es ingenuo y fácilmente manipulable. Estos defectos lo conducen a una espiral de pecado y, en última instancia, de miseria.
Mientras posa para un retrato que pinta su amigo Basil Hallward, Dorian habla con un amigo de este: Lord Henry Wotton (George Sanders). Wotton es cínico e ingenioso, y le dice a Dorian que la vida merece la pena si uno la dedica enteramente al placer. Después Wotton convence a Dorian de que la juventud y la belleza le traerán todo lo que desea y Dorian desea abiertamente que su retrato pudiera envejecer en lugar de él. Realiza esta afirmación ante la presencia de una estatua egipcia, que supuestamente tiene el poder de conceder deseos.
Dorian visita una taberna, y allí se enamora de una bella cantante llamada Sibyl Vane (Angela Lansbury). Al final comienza un romance con ella, aunque con la desaprobación del hermano de Sibyl, y en unas semanas están prometidos. Aunque inicialmente contento, Dorian es convencido otra vez por Lord Henry de que opte por un estilo de vida más hedonista. Dorian envía a Sibyl una carta hiriente con la que rompe la relación, ruptura que «compensa» con una gran suma de dinero.
A la mañana siguiente, Lord Henry informa a Dorian de que la descorazonada Sibyl Vane se ha quitado la vida la noche anterior. En un inicio, Dorian se siente conmocionado y culpable, pero más tarde adopta la pose indiferente de Lord Henry, quien lo sorprende yendo a la ópera inmediatamente después de la muerte de Sibyl. Al volver a casa esa noche, Dorian nota un cambio en el retrato que Basil le ha hecho, que ahora está colgado en la sala de estar. El retrato parece ahora más severo, y tras una sacudida Dorian lo encierra en una habitación vieja y sin uso. Se vuelve aún más dedicado a vivir una vida de pecado y sin corazón.