Bach, Suite Nº 5 para violonchelo solo en do menor, BWV 1011
1. Prélude (5,05)
2. Allemande (4,49)
3. Courante (2,07)
4. Sarabande (3,25)
5. Gavotte I + II (4,32)
6. Gigue (2,15)
Boris Pergamenschikow, violonchelo
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Las Seis Suites a Violoncello Solo senza Basso BWV 1007-1012, compuestas por Johann Sebastian Bach, son unánimemente consideradas como una de las mayores obras para violonchelo jamás escritas. Prácticamente relegadas a una mera función didáctica hasta su "redescubrimiento" por parte de Pau Casals, a finales del siglo XIX, se han convertido con el paso de las décadas en parte habitual del repertorio y auténtica piedra de toque para los chelistas.
Aunque resulta difícil establecer con exactitud cuándo fueron compuestas, sabemos que las suites vieron la luz durante el llamado "período de Cöthen", cuando Bach ejercía como maestro de capilla en la corte del príncipe Leopold. A diferencia de la otra gran colección bachiana para instrumento de cuerda solo, las seis Sonatas y partitas para violín, no conservamos el manuscrito del propio compositor, sino una copia redactada por su segunda esposa, Ana Magdalena, y que debemos fechar en torno a 1720 o 1721.
Cada una de las suites se divide en seis movimientos, siguiendo una estructura fija: un preludio inicial (que en la mayoría de casos supone la sección más importante de la suite) seguido por los cinco movimientos de danza: alemanda, courante, zarabanda, una danza galante (un minueto en el caso de la primera y segunda suites, una bourrée en la tercera y la cuarta, y una gavota, en la quinta y la sexta) y finalmente una giga.
- El preludio de esta quinta suite (que habrá que interpretar con un violoncelo "discordato") se compone de dos partes bien diferenciadas, siendo la primera en tiempo de 4/4 y la segunda en 3/8. La primera de las partes posee un carácter grave, valores punteados y uso de cuerdas dobles, lo que no es usual en los preludios de J.S. Bach. La segunda parte, muy extensa, de carácter polifónico, podría recordar a algunas de las fugas para violín solo.
- La allemande (4/4), también de carácter muy grave y tiempo lento, posee complejas figuraciones de fusas, semicorcheas punteadas y corcheas.
- La courante tiene el tiempo de 3/2, compás que utiliza frecuentemente J.S. Bach en sus courantes para clave. Desde luego esta pieza no suaviza la rígida gravedad que desde el primer compás del preludio se ha apoderado de la suite.
- Para ciertas obras, como esta sarabande (3/4), hecha en una sola línea sin utilizar en ningún momento dobles cuerdas y con tan sólo veinte compases de duración, las descripciones no sirven. Quizás sea esta sarabande, tan prodigiosamente intemporal, una de las cumbres de la música de J.S. Bach, y por tanto, de toda la historia de la música.
- Las gavottes I y II (2/2) sí liberan parte de la tensión acumulada. Es de notar en la primera de ellas el cambio de ritmo que realiza J.S. Bach a partir del quinto compás. En la segunda es característica la figuración en tresillos de corchea; además está compuesta a modo de rondó, procedimiento inusual en las suites de J.S. Bach.
- En la gigue (3/8) utiliza J.S. Bach la célula rítmica de corchea punteada, semicorchea y corchea, célula que utiliza a menudo en composiciones de la misma tonalidad en que está esta penúltima suite. Es de destacar, además, el trino entre dos semitonos cromáticos que realiza poco antes de los compases que dan fin al movimiento y a toda la suite.
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