(Una mujer habla en voz alta a su paso por la rue notre- dame-des-champs-,mientras se dirige al teatro “lucernaire”.La dama viste un tapado de paño color tostado,pantalón jean beige,zapatos tipo bota y en sus pocas palabras ha resumido casi toda su existencia)
No sé por qué extraña razón tengo el cráneo trepanado por los teclados de Stelvio Cipriani en un día considerado como muy especial en mi vida. Bien podría haber sido un fondo ideal “La demiere valse” o “un monde avec toi” de Mireille Mathiue, o alguna de esas canciones tristes de París(“papillón”), donde alguna vez me vi bailando con el inspector de la pantera rosa.”Madame distinguée, vous avez une imagination si extravagante”,me decía el oficial mientras se disipaba del sueño como una voluta de humo.
Es imposible que el arte no sea excé ntrico.Lo dice una pintora de París que hace treinta años imagina y repiensa su vida con un matiz de nostalgia. Los comienzos no son fáciles para nada.Comencé reproduciendo trabajos ya existentes,que me animaron e hicieron germinar en mí un potencial iné dito.No olvidaré cuanto me ayudo en mi estilo repasar el trabajo de Toulouse-Lautrec,donde sus personajes generadas por líneas precisas,bien definidas,las convertí en polvo de color,en tierra de misterio.Sobre ese montículo de polvo,sobre esa tierra deshecha lautreciana,esta hecha mi obra. Fue un gran avance hacia mi estilo personal.Más adelante tomé clases en “L ecole martenat “con la clara convicción de formar mi propio taller y brindar lecciones de arte.Le debo gratitud,cierta pleitesía a Joan Mitchell.El influyó- decisivamente- en mi obra,luego están los impresionistas (con Monet a la cabeza), hasta encallar en mi estilo particular el cual algunos críticos han dado en llamar como la de un expresionismo abstracto, con ciertos raigambres líricos y temperamentales.
Me es difícil hablar de mi misma, sobre todo cuando amanezco como una piedra inmovil sobre la espuma de un colchón,sin embargo cuando quiero conocerme tal cual soy me basta con mirar mis cuadros sobre las paredes de mi casa:ellos son mi perfecta compañia en la soledad, un consuelo insuperable en mis quebrantos. La pintura es un viaje, un ensayó experimental del alma, un vuelo en alas de búho,un transporte indescriptible en tranvías de fuego. Probar no significa -necesariamente- tener éxito, cada lienzo es una renovació n.Un ejercicio de talento, una práctica incesante de perfección, donde el artista se renueva, transita su oficio en encendidas naves de locura,en cada fuga y regreso repite sus estados de muerte y renacimiento. En cada avance y retroceso se supera a sí mismo.
Como es notorio,me gusta caminar. Las veces que no pinto o escribo,me encuentro en un café o en una calle de París. Pero me atrevería a decir que caminar es el principio de toda obra de arte.Considero que toda esta gente anónima que me acompaña con su barullo y su misterio son parte de un drama polícromo e informe, escritos en mis cuadernos de bitácora existencial,no sin cierta premeditación. Sus cuerpos deformados por la tinta dantesca,mutados en formas insólitas,sometidos a la pausa del símbolo,amalgamadas entre atmósferas volátiles como tomas cronometradas de una película gestual constituyen los circuitos de una inacabable inspiración.Todo esto puedo decir en el límite- vulnerable- de un paso y una mirada,atravesando todo este hormiguero caótico entre Vanves y Montparnasse.
Además de todo ello,estas fugas constituyen para mí todo un consuelo,un aliciente respiro luego de anidar semanas,hasta meses-sin receso- en mi modesta casita de Vanves,soportando esta enfermedad atípica que diseca mis órganos internos.Mi vida es un milagro inexplicable(ya les contaré con algunos detalles, en mi camino de regreso). ¿Cómo me ocurrió?,no lo sé.Solo puedo decir que una tarde me encontraba en mi clase de danza frenética,(soy maestra de aeróbicos) y de pronto sentí que me costaba mantenerme en el ritmo requerido.Con cierta dificultad entré en el baño,ardía como si fuera un ardiente desierto.Como toda enfermedad rara y sofisticada de estos tiempos,el consejo médico fue improductivo.En adelante me costaba bailar,aquellos ritmos que le daba sazón a mi cuerpo se perdieron en mi como si fuesen islas inaccesibles,extrañas a todo estímulo musical,tan vital en mi vida.Cuánto dolor me costó renunciar a la danza, deshacerme de los simples de Tony Allen, de Chet Baker,pues no las podía disfrutar como antes. Aprendí entonces a vivir con mi enfermedad.Me compadecí de mí misma,me recluí por un largo periodo de tiempo,hasta que mi amor por el arte me sacó a flote una vez más.
Sola del alma, del cuerpo, sola de amores de amigos, encontré consuelo en la escritura y me la pasé escribiendo sin medida,llegando a publicar dos libros hasta el momento y un tercero que voy acabando a pausas, a fuerza de tantas agoní as.No me mal entienda,como artista comprendo que no soy llamada a cambiar mis circunstancias,sólo puedo aprender a vivirlas con cierta sensatez, pintando,escribiendo y amando utopicamente.No creo mucho en el amor absoluto,lo viví en otro tiempo y creo que dejaron en mi un saldo más desfavorable que favorable.Amó en la idea a actores de cine,escritores poetas, pintores,músicos vivos o muertos,mi amor por la vida no tiene límites.
Oh,qué pesado está el tránsito,París cada día es más pequeño,un pedazo de tierra tomada por el mundo.Cada vez que quiero ir-como lo hago hoy-al teatro Lucernaire se me dificulta avanzar regularmente,por uno u otro motivo.Me gusta observar a la gente,conocerlas en el silencio de una caminata, además de tomar sentido y coherencia de todo lo que me inspira, pensar en todo lo que me rodea. Debo entender que es una persona muy humana quien camina y no un maniquí tensado por las contradicciones de un mundo dispar.Las palabras que se refugian en mi intimidad suelen muchas veces ser el combustible que me hacen caminar largas distancias,pero las más delas veces me superan y se convierten en un río caudaloso que transitan dentro del lecho de mi ser el cual no puedo contener.Me es imposible dejar de pensar, de callar mientras avanzo por esta calle y miró aquel coche que arrastra un botellón que derrama champán sobre la carretera, a ese hombre que se mece la barba pelirroja y se apura una copa de tinto.
En quince minutos calculo que estaré llegando al teatro,tiempo suficiente para decir que me parezco a uno de los personajes salidos de las ficciones de Marguerite Duras.Me he formado en el laboratorio de sus palabras,de cierta manera abrigo la esperanza de que mi vida y mi obras continuen la saga de aquellas mujeres desoladas que encontraron sus penas y alegrías en la soledad.Aprendí de la autora del “amante” a decir lo esencial en pocas palabras, a descifrar la emoción en un esquema perfecto.(Hasta este punto la mujer se deja invadir por un emoción que lo supera y eleva la voz despertando la atención y la curiosidad de la gente que la mira azorada perderse entre sus pasos cada vez más ágiles)¡Escribir es una forma de repararse, de poner palabras sobre los males! ¡ Escribir permite llenar los vacíos! ¡Escribir nutre y protege el alma de los estertores de la vida…
En una entrevista, alguien me preguntó si notaba alguna diferencia entre pintar y escribir.Pinto y escribo,pero no soy ni pintora ni escritora,solo soy una artista de París,de este viejo París que se extingue inevitablemente.Sin embargo,aludiré algunas sutilezas propias del oficio que a mi criterio no deberíamos pasar por alto. Es tan fina la capa entre pintar y escribir. El pintar es un viaje a un mundo desconocido, rescatar sentimientos difusos, expresiones de un mundo interior, secreto e inasible.En cambio,el escribir es tiempo, porciones de vida que llenan vacíos y protegen el alma de las acechanzas despiadadas del mundo. Sea con la pluma o el pincel somos heroínas de nuestra vida y destino. Los colores y las palabras deberán saturarnos, atravesarnos como espadas que nos ayuden a armonizar nuestros más amargos lamentos,nuestra fugaces alegrías.
Finalmente he llegado al 75,0006 de la rue notre- dame-des-champs-,puedo ver desde este lado el frontis del teatro,ese lugar idílico que se formó en el espacio de una fábrica abandonada,ese es el lugar donde vi tantas veces actuar a Danny Boon a Gerard Depardieu,esta vez ardo en deseos por ver esa versión alegórica del principito de un elenco teatral ruso.Parece que he llegado muy temprano,voy tras mi abono en ventanilla.Siempre me pareció sugerente el color rojo carmesí de sus butacas,de esa alfombra intensa que rodea el escenario;debo ubicarme y esperar.Diré una pocas palabras más y solo callaré unos instantes antes de iniciada la función,es imposible que una pueda presenciar la obra más bella, más larga,sin dejar de hablar,no importa cuan genial sea la obra; si auna le pusieran-por decir de alguna manera- una cortapisa,será de seguro nuestra más dolorosa tortura.Que hablen pues los actores y yo callare,aprenderé a disfrutar mientras se adormecen mis palabras(mira el reloj y se inquieta,ya han transcurrido algo de cuarenta minutos desde que se ubicó en su butaca)
¿Por qué se demoró tanto la función? (se pregunta mientras enciende la lámpara del celular y alumbra la sala sombreada)ah,es quizá por el poco público,quizá esperan un lleno,es entendible en estos tiempos de crisis.Esperemos un poco má s.El principito es la primera obra que leí cuando era niña,lo que más recuerdo es ese diálogo que su excelencia sostuvo con el zorro. “Lo esencial es invisible a los ojos”,le dice el zorro.Que sapiencia tan profunda,en ella se refleja la agonía del hombre de todos los tiempos,quien pasa por las calzadas del mundo como una criatura superflua,que solo se detiene en las cosas vanas y pasa por alto las cosas esenciales de la vida. Somos verdaderos ciegos, porque no somos conscientes de nuestra peligrosa manera de vivir, destruyendo todo lo que nos rodea,sin tener el más mínimo remordimiento. Nuestros ojos son como dos huevos que se pegan a la sartén hirviendo de la intrascendencia,en tanto los ojos de nuestro corazón son como dos ópalos envueltos en madejas de plata.¡Función! ¡Función! ¡Función!(clama la artista con cierta discreción y vuelve a tomar asiento,al mismo tiempo que hace un gesto de resignación)”Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”,volvía ese zorro a sermonear al principito y se acordó de aquella bella flor que había cultivado en su asteroide.Entonces,tuvo el ardiente deseo de regresar a su mundo para estar al lado de su rosa… Ah,qué nostalgia tan mía,quiero estar entre los seres que amo y entregarles como en una ofrenda lo más preciado…¡función! ¡función! ¡función!(insiste a viva voz),que ya no puedo soportar a mis palabras, mis recuerdos me avasallan ,quiero callar,escucharles( Se abre el telón del teatro Lucernaire. Se llena de luz el proscenio,también parte del auditorio.Desoladamente, solo se encuentran diez butacas ocupadas.Hubieron otros pocos,pero desistieron.El encargado del teatro vestido de rigurosa etiqueta se dirige a los asistentes)
Señores mil disculpas,la función no se dará el día de hoy por falta de pú blico.El director y sus actores han declinado la función por falta de un público reglamentario.El valor de su importe pueden reclamarlo en boleteria.Gracias por su comprensión,buenas noches-
Ahhh me tapo el rostro con las manos porque están a punto de llenarse en el toda mi sangre,mis cabellos se agitan de iracundia,no me puedo contener(a duras penas la artistas con su cuerpo hace un gesto de rotundo fastidio,se pone el tapado y se dispone a retirarse).Cuántas ganas me dan de volcar mis palabras sin mesura y vituperar a cualquiera,pero me contendré.Soy Veronica Villard,una artista de París que debe ahorrar sus palabras,pues estimo que me harán mucha falta en mi camino de retorno.
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