Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando empieza a recibir ofertas económicas para arreglar el asunto sin ir a juicio. Pero Galvin está dispuesto a jugárselo todo, tanto para conseguir una importante indemnización para los familiares como para rehabilitarse como abogado y como persona.